viernes, 5 de marzo de 2010

Filosofías y religiones en la Antigua Roma :)


Para los romanos la filosofía consistía en un conjunto de “ejercicios espirituales y reglas de vida”. Existían entonces escuelas de filosofía, igual que en Grecia, donde no solamente se acumulaban saberes sino donde también se enseñaba a vivir, a saber vivir; los epicúreos, los hedonistas, los estoicos no pretendían otra cosa más que sugerir códigos de comportamiento capaces de “sustraer al individuo de las inquietudes de la existencia”.

La religión, en cambio, estaba muy poco relacionada con las reglas de vida o las ideas acerca de la muerte y el más allá; aquella no pretendía ser más que una descripción de los panteones y de las virtudes de cada dios, o a lo sumo inculcar una devoción interesada por los favores divinos; no prometía ni salvación eterna ni más allá; los dioses simplemente eran protectores o curadores de enfermedades.

Los dioses romanos eran considerados como unos habitantes más de la naturaleza, influyentes y poderosos pero habitantes del mundo.Los dioses romanos eran sexuados y se distinguían por sus nombres.No respetaban a los dioses extranjeros cuando eran considerados ridículos, como cuando tomaban formas humanas mezcladas con animales (caso egipcio), o como cuando los propios extranjeros temían a sus dioses (deisidaimonia) y eran en exceso serviles y piadosos.

Muchos, sobretodo las mujeres, iban a los templos a rogar y hasta a colaborar con la limpieza y el adorno; la mayoría tenía esculturillas en sus hogares, y los dioses y genios menores eran como parte de la familia. Por otra parte, los dioses no eran inalcanzables, se hallan justo encima de los hombres.
Hubo sin embargo un cambio paulatino en el paganismo alrededor de los años 100.
El más allá nunca tuvo una doctrina como fundamento, ninguna de las sectas religiosas más conocidas prometió nunca nada más allá de los confines terrenales. Lo que no implica que no se creyera en su existencia. Los pocos testimonios de tal creencia se encuentran en los sarcófagos y en algunos ritos funerarios (flores, jarrones, perfumes junto al cadáver), y sobretodo en los sarcófagos infantiles.

Las dos sectas mayores (por su llegada) durante el imperio romano fueron la estoica y la epicúrea; ambas proponían una liberación del miedo y una promesa de felicidad, independiente de los golpes de la suerte; la secta no era una escuela donde se aprendían ideas generales sino que se buscaba en ellas “un método razonado de tranquilización”.Los jóvenes romanos se convertían por lo general a una de estas sectas durante su aprendizaje de retórica. Los más convencidos adoptaban los usos de los filósofos: la barba descuidada y la vestimenta de filósofo; el resto se contentaba con leer las obras de los filósofos o con tener un preceptor de filosofía en casa.

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